jueves, 30 de octubre de 2008

COMENTARIO DE LUCAS SOBRE MOTIVACIONES Y PLAZOS ESCOLARES

Cuando Lucas leyó el texto anterior en que comparo la falta de metas de un estudiante, con las de un jugador de fútbol, me mandó el siguiente texto:

Me gusta el tema. Y está bueno porque es uno de esos temas para sobremesa de asados que se pueden extender largamente.
Me parece que la educación (sobre todo en el secundario) carece no sólo de títulos, sino también de motivaciones, metas, etc.
Comparemos la situación con lo que sucede en el fútbol: un chico de unos 20 años, que debuta en la primera de... Boca, Sportivo Patria o Alumni de Villa María, puede decir "estoy contento con esta oportunidad que se me dio porque hace mucho que la vengo peleando de abajo". Y "pelearla de abajo" significa esforzarse en los entrenamientos, pelear el puesto con el otro, supongamos, wing derecho que hay en el equipo. Además, desde que ingresa a las filas de juveniles del club, su vida futbolística está llena de metas: primero quiere ser titular en los partidos de la cuarta división, luego hacer la pretemporada con el plantel profesional, o jugar en reserva, o hacer un gol el domingo, o debutar en primera, o ser transferido al Europa, ser famoso, tener plata, ser más popular que Dios.
Y lo más interesante (y motivante) es que algunas de esas metas pueden realizarse y palparse en el corto plazo (el pibe se puede esforzar en el entrenamiento de la semana para ser titular el domingo, y el domingo llega a su objetivo).
Incluso se puede ir quedando en el camino, pero con algo entre las manos: a cierta edad se da cuenta de que, por sus escasas aptitudes jamás será convocado por la selección, pero tal vez pueda brillar en un equipo de medio pelo de la primera C y que un puñado de 50 hinchas coreen su nombre; al menos ya ganó algo de prestigio, reconocimiento, cariño.
Hay un jugador de Talleres (Lucas Wilchez) que era suplente (o a veces ni eso) en Estudiantes de La Plata y como el técnico no lo tenía muy en cuenta dijo (y esto es cierto): "a mi edad tengo que buscar continuidad, yo necesito jugar, por eso vine a Talleres". Luego de 10 partidos la hinchada lo aclama y grita su nombre gracias a su ímpetu y cualidades futbolísticas. El limitado talento que no le permitió brillar en primera división, le sobra para ser ídolo en la B nacional (sabemos bien eso de que entre los ciegos el tuerto es rey, no?). Es llamativo también que al decir "a mi edad" no está hablando de 40 o 50 abriles... Tiene 25 años recién cumplidos
Pasemos al campo educativo: es muy poco lo que se puede obtener, sobre todo en el corto plazo (un chico de, por ejemplo, 16 años necesita, quiere, todo YA). ¿Qué motivaciones tiene un chico del secundario? En algunos casos puede verse obligado, puede evitar que el padre lo muela a palos si se lleva una materia a marzo, pero en la mayoría de los casos no se le puede pedir a un pendejo que piense maduramente en que está transitando un camino lagro, muy largo, que lo depositará en una realización profesional a la que ni siquiera aspira por el momento. Mi suegro le decía a su hijo menor: "estudiá porque sin estudio no vas a ser nadie" y el chico era y es todo lo que quiere ser: divertido, jodón, pícaro, mantenido,etc. A esa edad no quiere ser otra cosa. Y es cierto que escuché varias veces gente lamentando haber dejado el secundario, pero ninguno tenía menos de 30 años y al menos 2 bocas para alimentar (y estado en una situación laboral muy jodida o nula). Por supuesto que ya era tarde.
La escuela no te da prestigio, ni guita, ni minas... y si sos un estudiante brillante, nadie corea tu nombre cuando vas entrando a la escuela (y si así lo hicieran los profesores, poco importaría, ya que tiene más peso en la autoestima el aplauso de un barrabrava que el de la profesora de química)
Bueno sería que la educación estuviera llena de pequeñas metas, de objetivos cercanos para motivar a todos los carentes de voluntad (o de voluntades lejanas al tema aprendizaje).
Aún en la universidad, todo el esfuerzo de la persona que estudia de noche para ir a laburar part time y subsistir, se ve opacado cuando observa al otro que dejó en primer año para dedicarse de lleno a vender celulares tarea que si bien le demanda 10 horas diarias, le deja $2000 a fin de mes con lo que se caga de risa porque obtiene una gratificación a corto plazo.
Lo que hace 50 años era un símbolo de inigualable prestigio como ser médico, abogado o ingeniero ha sido suplantado por ser un tipo canchero, bronceado y más "vivo" que el resto (viveza que no es adquirida en ningún establecimiento educativo y viveza que resulta suficiente para pasar por encima al erudito introvertido).
La escuela no motiva y la escuela de la vida, formada por materias tales como "ley del menor esfuerzo", "me cago en todos" "hay que estar arriba como sea" y "lo que importa es la cerveza" enseña que hay que apuntar a la fama, el éxito, la guita, las minas, etc; cosas que escasean en las aulas y desbordan el Bailando por un Sueño o de las tribunas de la cancha de River.
Lucas Krütli

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